AMBIENTES DE APRENDIZAJES: PEP 2011

Investigaciones recientes coinciden en destacar que no existen vías o caminos únicos para garantizar el logro de aprendizajes; uno de los hallazgos detectados sobre la relación entre aprendizaje y las condiciones en las que se generan identifica que un factor que contribuye a ello es la reestructuración de las aulas y de las escuelas, para transformarlas en ámbitos de calidad, es decir, de aprendizajes.
Se denomina ambiente de aprendizaje al espacio donde se desarrolla la comunicación y las interacciones que posibilitan el aprendizaje. Con esta perspectiva se asume que en los ambientes de aprendizaje media la actuación del docente para construirlos y emplearlos como tales.
Generar ambientes de aprendizaje representa el gran desafío de innovar las formas de intervención educativa, ello requiere que desde el inicio del ciclo escolar, y a lo largo de éste, el docente destine momentos para la práctica reflexiva; reconociendo con honestidad todo aquello que hace o deja de hacer en el aula y en la escuela, para lograr que ocurran los aprendizajes. De la misma manera, el docente está comprometido a trascender de la reflexión a la transformación de la práctica docente; proceso complejo que requiere incorporar los postulados esenciales desde el enfoque y traducirlos a la práctica. Con está finalidad, se presentan rasgos esenciales que habrán de caracterizar los ambientes propicios para lograr que los niños incrementen y adquieran nuevos aprendizajes. Al mismo tiempo, se aportarán sugerencias para que los docentes orienten su intervención a favor de esto.
Ambiente afectivo-social Un clima afectivo implica la expresión de sentimientos y actitudes positivas hacia los niños: calidez, apoyo, empatía, entre otros. Cuando las actitudes de afecto que muestra el docente ante los niños son genuinas; éstos lo perciben y, además de sentirse respetados, confiados y bien consigo mismos, responden con sentimientos recíprocos. Estudios al respecto concluyen que los niños que reciben afecto son capaces de desarrollarse aún en situaciones críticas.
Un entorno afectivo se basa además en el respeto y la confianza que se brinda a los niños, lo que propicia que se animen a participar y colaborar en tareas comunes: hablar frente a los demás; sentirse capaces y enfrentar los retos de aprendizaje con mayor seguridad; saber que son seres competentes que pueden aprender; tener certeza de que serán escuchados sin burla al externar sus puntos de vista y opiniones. En un clima propicio es factible brindar oportunidades para motivar al niño a externar sus emociones: qué siente, cómo se siente, por qué, entre otras, mismas que lo apoyan a identificar y comprenderse mejor en el plano afectivo. En la medida en la que logre comprender sus emociones, podrá aprender paulatinamente a regular sus sentimientos, es decir, a desplegarlos eficazmente en situaciones cotidianas. Las emociones pueden contribuir o inhibir el desarrollo de capacidades y competencias: cuando “los niños que aprenden a dominar sus emociones constructivamente enfrentan mejor sus decepciones, frustraciones y sentimientos dolorosos que son tan frecuentes cuando son pequeños, y puede suponerse que como resultado, no sólo son más felices, sino que también se relacionan mejor con otras personas, en el hogar, con sus cuidadoras, en el patio de juegos (…)”.20 El desarrollo de la regulación de emociones está conectado con el de las habilidades sociales, por ello son esenciales las oportunidades que se brinden a los niños, para apoyar sus aprendizajes en ambos sentidos. Un referente inicial es considerar las habilidades que poseen los niños a su ingreso a la escuela, a partir de las cuales se procurarán experiencias para que construyan otras habilidades cada vez más complejas.

Un clima afectivo y social sano para el niño contribuye eficazmente en el desarrollo de su identidad como persona; proceso en el que están implícitos el autoconcepto (idea que se tiene acerca de sí mismo, en relación con sus características físicas, cualidades y limitaciones, así como el reconocimiento de su imagen y cuerpo) y la autoestima (reconocimiento y valoración de
Disciplina y autoridad
Los estudios evidencian que la motivación, la conducta positiva y el aprendizaje se fortalecen mediante estrategias que orienten los impulsos naturales de los niños hacia la competencia, la autoestima y la responsabilidad. Por el contrario, recompensas externas o amenazas y castigos “terminan por socavar el aprendizaje y el desarrollo psicológico, pues reducen la disposición a asumir riesgos, el deseo de hacer frente a los desafíos y el desarrollo de la motivación intrínseca y la autodisciplina”.23 En este sentido, la disciplina es esencial, pues los niños necesitan una libertad regulada en la que las reglas son necesarias; no impuestas, sino acordadas en consenso, cercanas por tanto a su comprensión y aplicadas para todos. Todo esto bajo un clima de respeto a su dignidad.24 Lo anterior lleva a replantear el sentido que tradicionalmente se le otorgaba a la disciplina y darle uno distinto: oponer al castigo, reprimenda o tiempo fuera; la orientación o guía de la conducta de los niños, para contribuir en el desarrollo de su autonomía, independientemente de que esté presente o no el adulto. No está de más reiterar que los castigos corporales, la burla, la evidencia ante el grupo, la comparación con otros, entre otras acciones que ejerza el adulto, así como las actitudes y acciones provenientes de otros niños, ocasionan daños que pueden obstaculizar su sano desarrollo afectivo y social. 22 SEP, Programa de Educación Preescolar 2004, México, SEP, p.51. 23 Darling-Hammond, Linda (2002), Op.cit., p.192. 24 Schmelkes, Sylvia (2004), Op.cit. AMBIENTES DE APRENDIZAJE La autoridad en el aula es necesaria como un ejercicio intermedio entre el autoritarismo y la permisividad, el reto es que se propicie permanentemente este equilibrio; un ambiente regulado en donde los niños aprendan a elegir y decidir; asuman su responsabilidad por las consecuencias de sus actos; miren las cosas con mayor perspectiva. 145 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar ¿Qué hacer desde la intervención docente para fomentar un ambiente afectivo considerando sus diversos rasgos? Algunas sugerencias son las siguientes, procurando que el docente no pierda de vista las características de los alumnos del grado que atiende. Establecer y mantener límites claros para la conducta de los alumnos: de esta forma, enseñarles a trabajar con otros, impedir que se lastimen y lastimen a los demás. La intervención debe mediar en los conflictos abordándolos con la negociación escuchando a las partes implicadas e involucrándolos en alternativas de resolución. Hacer partícipes a los niños de las propias reglas, para que sean razonables y justas y de su comprensión; que se apropien de ellas e incluso, a ciertos niños se les puede otorgar el rol de mediadores. Organizar el aula adecuadamente contribuye a establecer límites claros a las conductas de los niños: un espacio grande puede “invitar a correr”, habrá entonces que dividir con mamparas u otro tipo de muebles; sin perder de vista que un espacio reducido puede ocasionar tropiezos o algún otro problema. Habrá entonces que planear cómo distribuir el material y mobiliario y organizar las acciones con los alumnos. Un espacio con arreglo, orden, limpio y atractivo, ayuda al niño a tranquilizarlo, sentirse a gusto y a utilizarlo adecuadamente. Es necesario reorganizar el espacio de vez en cuando, ajustándolo a las diferencias de los niños: dependiendo del cambio de grado que se atienda y contar con una planificación específica. Contemplar desde la planificación las transiciones entre una actividad y otra, y plantearlo en forma clara a los niños para que ellos continúen de manera independiente, ya sin la ayuda del adulto. “Cuando los maestros planean transiciones suaves entre rutinas, eliminan la necesidad de la disciplina. No se pide a los niños que esperen hasta que la leche se entregue en el salón, que esperen al maestro de música o que esperen en sus asientos hasta que todos estén listos. Más bien, se planean transiciones suaves que ocupan a los niños en alguna actividad”.
Planificar el tipo de preguntas que ayuden al niño, por ejemplo en el caso de la expresión de sus emociones: ¿qué sientes? ¿cómo te sientes? ¿qué te sucedió para que te sintieras así? ¿qué hicieron los otros al verte así? ¿qué te gustaría que hubieran hecho por ti? ¿por qué? ¿cuándo ves a un amigo triste, enojado… qué haces? ¿qué puedes hacer por él? 25 Seefeldt, Carol y Barbara Wasik (2005), Op.cit., p.130. 146 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar Estar atentos al grupo y observarlo permanentemente para hacer que se respeten los límites; una señal, una mirada, una rima, un verso, pueden ser recursos sencillos antes de que se desencadene una situación de difícil control. En caso de que no funcione, se puede atraer sin regaño a los niños involucrados en el conflicto: se les plantea la conducta deseada “no tienes que pegarle, pídele las tijeras”, si ellos no responden, el maestro debe acercarse y detener, sin violencia, la conducta, por ejemplo: retirar de la mano el objeto para agredir o interponerse entre los niños. Aceptación. Es necesario conocer el nivel de socialización de los niños al llegar a la escuela y asegurarse de que cada uno sea aceptado por los otros. Ante el posible rechazo hacia alguno de ellos se puede recurrir a títeres y propiciar que los niños hablen desde ambas partes: cómo se siente el rechazado, qué hacer, por qué. Otra opción es preguntar al grupo qué hacer para que todos se sientan cómodos, aceptados y seguros. El docente puede ayudar a cada niño a ser reconocido en el grupo, esto ayuda a la aceptación: hacerle una tarjeta de cumpleaños, llamar la atención por un objeto creado por él, pedir que explique algo elaborado, entre otras. Amistad. Propiciar que los niños establezcan amistades entre sí. Debe asegurarse de que conozcan sus nombres entre ellos. Observar quiénes tienen dificultad para hacer amigos e identificar algunas de sus características que lleven a implementar estrategias adecuadas para cada uno. Por ejemplo, acercar a los niños sin amigos con los que son socialmente competentes; los primeros pueden observar e imitar aquello que le funciona a los segundos. Organizar juegos donde se incluya a niños que se aíslan que muestran timidez con los que se desenvuelven en forma contraria. La asignación de tareas especiales a aquéllos con dificultad para hacer amigos, que elijan dos o tres niños para que le ayuden. Participación y cooperación. La base la constituye la aceptación y amistades con que cuenten los niños; esto es importante para que desarrollen la responsabilidad en sí mismos y en otros. Esto no es sencillo, pues aún son egocéntricos, es decir su pensamiento está centrado en sí mismo. Por ello, es fundamental propiciar un ambiente democrático, en donde el niño tenga la oportunidad de participar en tareas comunes, cooperar, opinar y asumir responsabilidades: organizar áreas de juego, usar y cuidar un material, acordar reglas de un juego, practicar el voto (libros a leer, material a emplear), cuidar plantas, compartir la responsabilidad de una tarea.
Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar Realizar algunos ejercicios que ayuden al docente a desarrollar su empatía frente a sus alumnos: 1. Recuerde sus sentimientos cuando era niño y acudía a la escuela. 2. Ayúdese con preguntas como: - ¿Qué había hecho y cómo reaccionaron mis maestros? - ¿Actuaron de formas que me permitieron aprender? - ¿Me sentí avergonzado y ridiculizado? 3. Relacione sus sentimientos con las formas en que orientará las conductas de los niños. 4. Analice sus sentimientos con otros colegas. Ambiente de respeto Un ambiente de respeto implica: tratar a los niños como personas dignas, con derechos y a quienes se les reconoce su capacidad de aprender, que se equivocan pero que pueden rectificar y adquirir nuevos aprendizajes para resolver las cosas cada vez mejor. También, significa fomentar una interacción sana con los otros en la que cada uno sienta que puede expresarse con libertad, sin ser objeto de menosprecio o descalificación. Saberes y capacidades para aprender El respeto implica también reconocer que el niño es un ser individual que posee múltiples capacidades, que es curioso, inquieto, creativo, inventivo, juguetón, ávido por comprender, y que sus necesidades e intereses están relacionadas con su crecimiento y desarrollo.26 Estudios actuales demuestran que “(...) el niño sabe que empieza a saber por lo menos desde el momento de su nacimiento, y que su conocimiento se desarrolla en los primeros días, en los primeros meses, en los primeros años más de lo que se desarrollará el resto de su vida (…) Si todo esto es verdad, se debe querer y pensar, precisamente para esta etapa, una escuela.
El respeto está íntimamente ligado con la idea de justicia, el docente actúa con justicia cuando trata a todos los niños por igual cuando se encuentran en las mismas circunstancias, pero también cuando trata en forma diferenciada cuando sus circunstancias son distintas. El respeto es básico para el desarrollo y aprendizaje de los niños. 26 Schmelkes, Sylvia (2004), La formación de valores en la educación básica, México, SEP (Biblioteca de Actualización del Maestro). 27 Tonucci, Francesco (2004), “La verdadera reforma empieza a los tres años” en Curso de Formación y Actualización Profesional para el Personal Docente de Educación Preescolar V.1, México, SEP, p.29. 148 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar de alto nivel, adaptada al vertiginoso ritmo de desarrollo de los niños y confiada a adultos especialmente preparados y formados”.27 Aquellos adultos que trabajan con niños en edad preescolar necesitan recordarse permanentemente que la paciencia es esencial para contribuir en el desarrollo de su independencia. Cada vez que intente iniciar o terminar la actividad de los pequeños, porque se han tardado; tome conciencia que con su proceder, coarta el valor que tiene para ellos aprender del proceso de terminar por sí mismos una actividad. Una verdadera situación problema obliga a superar un obstáculo, en ocasiones, con una solución inédita. Cuando los niños se interesan es fácil que se involucren y es entonces que su pensamiento se pone en movimiento, plantean hipótesis, exploran, proponen soluciones; y si están en un trabajo colectivo, pueden aprender unos de otros. El docente en tanto, se mantiene atento a orientarlos cuando sea pertinente. Esto significa el esfuerzo docente por dejar atrás la enseñanza sin objetivos y actividades desarticuladas. Seleccionar alguno de los temas transversales puede apoyar en el diseño de propuestas didácticas que se conecten con el interés y entorno del niño; plantear un proyecto que permita trabajar desde varios campos formativos. Errores en los procesos de aprendizaje Al observar errores de los niños durante un proceso determinado, se recomienda que el docente se interese en ellos para aprovecharlos como una fuente de aprendizaje de su enseñanza; y aceptarlos como etapas del esfuerzo de cada alumno por comprender y aplicar sus conocimientos. Es deseable que el maestro antes de combatirlos los comprenda y ayude a los niños a tomar conciencia de los mismos e identificar su origen y superarlos; bajo un entorno de confianza y afectividad, le puede preguntar, por ejemplo: ¿cómo lo resolviste? ¿por qué escogiste esa forma? ¿te sirvió, funcionó? ¿por qué? ¿qué otra solución puedes proponer? Las aportaciones de los niños nos llevan a designar tiempos y espacios para la palabra, para escuchar lo que puedan compartir; sin descalificar, acallar o rechazar en forma inmediata.
“Es la percepción que uno tiene de la habilidad y competencia para hacer las cosas. Los niños de cuatro y cinco años tienen la genuina sensación de hacer bien las cosas. El docente está comprometido con una enseñanza centrada en los niños y el logro de aprendizajes a través de experiencias, en las que puedan aplicar sus capacidades múltiples e interactuar con sus pares. En este proceso los niños preescolares desarrollarán su sentido de autoeficacia,28 por lo que proporcionarles experiencias que le ayuden a ser independientes, alientan el desarrollo de su aprendizaje.

Ritmos de aprendizaje diversos El respeto implica reconocer las diferencias en los ritmos de aprendizaje de los niños, derivadas de sus propias características y capacidades; interviniendo en forma diferenciada para lograr su atención. Diferenciar significa romper con la enseñanza de brindar lo mismo para todos y sustituirla por una organización del trabajo y uso de recursos didácticos que coloquen a cada niño en una situación cercana a lo óptimo, para que pueda aprender. No se trata de que el aula se convierta en el entorno de relaciones duales donde el docente, durante toda la jornada, se encargue de aplicar actividades de aprendizaje para cada alumno; desde luego que no sería posible, si consideramos aulas con grupos numerosos o multigrados, además de que no es lo deseable. Se trata de organizar el trabajo en forma distinta, por ejemplo: diseñar secuencias de situaciones de aprendizaje, en donde se combine el trabajo en equipos reducidos e intervención individual, proponer la organización de talleres en donde los niños circulan entre tareas distintas, o bien, proyectos en torno a un tema transversal en el que se posibilita la participación diferenciada, entre otras. Se pretende también fomentar en los alumnos el deseo y el placer de aprender; sólo se puede tener el deseo de saber, cuando se imaginan esos conocimientos y sus usos. Un niño de cuatro años no entiende, desde una perspectiva cognitiva, lo que significa leer, pero ya tiene una representación de la lectura y de los poderes que brinda a través de sus experiencias gratas con ella. La habilidad del docente para el diseño de actividades significativas, interesantes y lúdicas, juega un papel importante para despertar el deseo y el placer por aprender entre la diversidad de sus alumnos. De acuerdo con el conocimiento que se tenga del desarrollo social, motriz, cognitivo y de lenguaje de los niños, contrastado con las características que muestren en estas áreas sus alumnos, el docente tendrá elementos para plantearse altas expectativas de cada uno de ellos y compartirlas en forma clara y sencilla; reforzando su identidad personal y responsabilizándolo a la vez de sus aprendizajes, desde luego con el apoyo de su intervención. En contraste es imprescindible evitar que se limiten las posibilidades de aprendizaje del niño al estigmatizarlo como alumno “irrecuperable”, “torpe”, “atrasado”, “sin expectativa” o “latoso”. La construcción de ambiente de calidad y el número de oportunidades para el aprendizaje, aunado al fortalecimiento de las capacidades innatas del niño; es lo que posibilita el progreso en sus avances y logros. 150 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar ¿Qué hacer desde la intervención docente para fomentar un ambiente de respeto? El trabajo colaborativo es un excelente recurso, el docente debe concebir que no se trata de un trabajo en equipo en donde los niños se sientan juntos pero cada uno resuelve lo suyo o bien, que uno de ellos sea el líder y los demás sólo lo observen sin opinar ni participar. El desafío es diseñar actividades que impongan un verdadero trabajo de cooperación; resolución de un problema de conteo, un experimento, o la escritura de un cuento. La función del docente es estar atento al intercambio de los niños y a su participación interactiva. La enseñanza entre iguales bajo un entorno de aprendizaje cooperativo favorece las relaciones entre diferentes ritmos de aprendizajes. Posibilitando, entre otros: la convivencia en donde por medio de actividades lúdicas, entienden las reglas del juego; realización de una tarea común que puede provocar satisfacción y reconocimiento; entender las perspectivas de otros; aprender, ayudado o imitando, algo que pronto hará en forma autónoma y lo comprenderá. Del mismo modo, adquirirá responsabilidad del propio aprendizaje y descubrirá cómo aprender mejor. Implementar el currículo en forma equilibrada: períodos de trabajo intenso seguido de momentos relajados como jugar o hacer una actividad menos exigente; motivar a los niños a seguir aprendiendo a partir de que identifique los aprendizajes que ha adquirido; enseñarlo a responsabilizarse de sus propios aprendizajes; motivarlo a identificar sus logros; procurar aprendizajes lúdicos, significativos, divertidos; dejar atrás la enseñanza memorística y abstracta; sin consistencia en horarios y rutinas; lo cual requiere plantear con claridad a los niños las expectativas del docente ante el desarrollo de las actividades y diversificar formas de organizar al grupo. Planificar considerando las capacidades y necesidades de los niños al mantener la flexibilidad en la enseñanza; considerando una amplia gama de estrategias como darles tiempos para la palabra: externar ideas, pensar en voz alta, establecer la retroalimentación verbal, activar su desarrollo intelectual al usar el lenguaje como vehículo para el aprendizaje. 29 Perrnoud, Philippe (2004), Diez nuevas competencias para enseñar, México, SEP (Biblioteca de Actualización del Maestro), p.54 AMBIENTES DE APRENDIZAJE Basta con que se les asigne una tarea cooperativa que provoque conflictos sociocognitivos (…) y favorezca la evolución de las representaciones, los conocimientos, los métodos de cada uno mediante la confrontación con otras maneras de ver y hacer. La confrontación de puntos de vista estimula una actividad metacognitiva de la que cada uno saca beneficio, incluso si esto no desemboca en una acción colectiva.29 151 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar Las competencias docentes que pueden ser pertinentes para la enseñanza: Ambiente democrático 30 Perrnoud, Philippe (2004), Op.cit, pp.16-17. 31 Eaton (1997), en Seefeldt, Carol y Barbara Wasik (2005), Op.cit. AMBIENTES DE APRENDIZAJE 1. Organizar y animar situaciones de aprendizaje. 2. Gestionar la progresión de aprendizajes. 3. Elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación. 4. Implicar a los alumnos en su aprendizaje y en su trabajo. 5. Trabajar en equipo. 6. Participar en la gestión de la escuela. 7. Informar e implicar a los padres. 8. Utilizar las nuevas tecnologías. 9. Afrontar los deberes y los dilemas éticos de la profesión. 10.Organizar la propia formación continua.30 Cuando solemos escuchar en diversos discursos “nuestro compromiso es con los niños, pues son el futuro de nuestro país” puede ser que las palabras nos suenen sin significado, lejanas, abstractas: en contraste, al pensar en todos aquellos alumnos de preescolar que día a día acuden a los planteles de cada rincón de nuestro país; las palabras adquieren significado. El deber es con estos niños, reales e integrantes de una sociedad actual; en la que tienen responsabilidades y derechos que deben ser aprendidos y ejercidos. La RIEB coloca a la formación cívica como un elemento más del trayecto formativo en la educación básica; orientada al desarrollo de actitudes, prácticas y valores sustentados en el principio de la democracia. El jardín de niños es la primera institución fuera de la familia que refleja características de nuestra estructura social: organización, reglas, relaciones interpersonales, roles, entre otras. Por tanto, constituye el escenario idóneo donde se debe promover una cultura democrática entre todos sus integrantes, desterrando las prácticas opuestas a sus principios. Es preciso insistir que los niños preescolares, aún con su corta edad y ya cuentan con saberes acumulados en tan sólo tres, cuatro o cinco años, por tanto están en condiciones de aprender las habilidades necesarias para convertirlos en integrantes participativos y cooperativos de una sociedad democrática.31 152 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar 32 “Apartado 6 del Capítulo II” en SEP (2011), Acuerdo por el que se establece la articulación de la Educación Básica. México, SEP. 33 Conde, Silvia (2011), Entre el espanto y la ternura. Formar ciudadanos en contextos violentos, México, Ediciones Cal y Arena. p.58. Los niños aprenden lo que viven y un ámbito democrático tendrá que proporcionarles, desde el ejemplo de sus maestros, experiencias orientadas a “el respeto al principio de legalidad, de igualdad, de libertad con responsabilidad, de participación, de diálogo y búsqueda de acuerdos; de tolerancia, inclusión y pluralidad; así como de una ética sustentada en los principios del estado laico, como marco de la educación humanista y científica que establece el Artículo Tercero Constitucional”.32 No violencia Un ámbito democrático estará caracterizado por los rasgos socio afectivos y de respeto y de la no violencia. Desafortunadamente en años recientes, la violencia ha matizado muchos de los contextos a los que pertenecen los planteles de educación preescolar, ubicándose algunos en zonas catalogadas de alto riesgo. Ante estos escenarios, además de dolorosos, preocupantes; la escuela como un elemento importante de la comunidad en la que está inserta, no puede permanecer indiferente y el primer paso será reconocer el tipo de relaciones interpersonales que prevalecen y se promueven entre alumnos, docentes y familias. Un escenario de violencia no es propicio para un aprendizaje. La violencia se expresa de varias formas, no solamente son golpes, heridas, robos o vandalismo. En el interior de las escuelas se identifica cuando se ataca la libertad de expresión de los alumnos, su libre movimiento o se atenta contra su dignidad; cuando se les impone quedarse sentados por horas, permanecer callados y “atentos”, cuando se les limita su capacidad de soñar e imaginar. En general, los planteles de educación preescolar son espacios en donde los niños pueden sentirse seguros; es responsabilidad de los docentes corresponder a esa confianza, procurando un clima que no genere relaciones de violencia; aun en aquellos que presenten mayores dificultades. AMBIENTES DE APRENDIZAJE Muchos niños y niñas han aprendido a responder con violencia y creen que es el único recurso, o por lo menos el más efectivo para ganar y resolver conflictos, ya que en los medios de comunicación, en los videojuegos e incluso en la historia se presenta la estrategia como una estrategia válida (…) Debemos recordar que la violencia es aprendida y por lo tanto es posible aprender otras formas de reaccionar ante los conflictos o las situaciones de crisis33 153 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar La tarea no es sencilla, pero lo menos deseable es derrotarse sin ofrecer alternativas viables. Iniciar por luchar contra la violencia desde el interior del plantel es la más inmediata; esto significa privilegiar la palabra, estableciendo diálogos entre alumnos y docentes; abordar colectivamente el significado de los actos de violencia presentes en el entornos, descartando explicaciones simplistas y superficiales, ahondando en ellas a través del trabajo reflexivo; reinventar reglas y principios de civilización. De igual importancia, será identificar con honestidad la violencia simbólica y física que ejerce la escuela sobre los niños y sus familias con el fin de evitarla. Impulsar la prevención de la violencia y al mismo tiempo combatir las formas en que la violencia se expresa en el aula y escuela, requiere de múltiples acciones y de involucrar a los alumnos, docentes y familias. Entre los elementos a considerar para desarrollar un plan de acción se sugieren: fomentar la cultura de la legalidad: en la escuela se inicia con la resolución de los conflictos, las normas, interacciones que se dan entre la comunidad escolar y el tipo de disciplina que se establece. “Se recomienda propiciar una experiencia vivencial en la que el alumnado ponga en práctica su capacidad de analizar y juzgar las normas que se aplican en su entorno; proponga normas justas apegadas a los principios democráticos y a los Derechos Humanos; identifique de manera autocrítica las leyes y los derechos que no respeta; analice las consecuencias de no respetar las normas y denuncie los delitos, las faltas administrativas y las faltas de respeto.”34 Crear un ambiente socio afectivo y de respeto Promover la resolución no violenta de conflictos. El uso de la palabra debe privilegiarse para exponer puntos de vista, diferencias de opiniones, intereses, posturas, como parte de un diálogo plural bajo un clima de tolerancia y respeto. Un principio básico para prevenir el uso de la violencia es posibilitar la expresión verbal de los conflictos, para manejarlos y resolverlos, antes de que se desencadene la violencia como un recurso para su resolución. 34 Conde, Silvia (2011), Op.cit., p.41. AMBIENTES DE APRENDIZAJE 154 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar Valores Facilitar la enseñanza y práctica de valores en el nivel preescolar compromete al docente a centrarse en su comprensión y no en su conceptualización; es decir, ofrecer a los niños la oportunidad de experimentarlos y comprenderlos, a través de situaciones significativas y aplicables para distintos escenarios; teniendo además las ocasiones para que sus razonamientos se traduzcan en ideas, opiniones, posturas, desacuerdos, etc., a través del uso del lenguaje oral, herramienta sustancial para el aprendizaje. AMBIENTES DE APRENDIZAJE • Propiciar respeto, confianza y aceptación para establecer la comunicación. Esto significa que el docente tiene que mostrar disposición a escuchar a los niños: conocer sus opiniones, posturas, propuestas. Es importante enseñarles que las diferentes formas de pensar no se oponen a su derecho a ser expresadas y escuchadas. • Propiciar situaciones que lleven al niño a la reflexión individual y colectiva, en las que puedan avanzar en el dominio de habilidades de razonamiento y consecuentemente del análisis crítico. • En ocasiones es de utilidad colocar al niño en el lugar del otro, para emitir juicios desde perspectivas diferentes. Sin perder de vista que esto tiene que manejarse bajo un clima afectivo y de respeto. • Proponer problemas de la comunidad educativa, para que los niños asuman responsabilidad en las acciones que les lleven a su posible solución; son oportunidades para que también se preocupen por los otros. • La incorporación de las familias en acciones conjuntas. En términos generales los valores se enseñan con el ejemplo y por principio los niños deben observar que sus maestros los practican en forma consistente. Enseguida se requiere que el profesor aplique una enseñanza diferente, en la que contemple desde su planificación entre otros elementos, los siguientes: 155 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar Inclusión a la diversidad Cultural, de Género, de Capacidades, Social, Económica Todos los niños y las niñas tienen las mismas posibilidades de aprender y comparten pautas típicas de desarrollo, pero poseen características individuales derivadas de sus condiciones socioeconómicas y culturales y de las capacidades y oportunidades que se les han brindado. AMBIENTES DE APRENDIZAJE Tomar en cuenta estas características del desarrollo de la infancia y la adolescencia, así como su influencia sobre los procesos cognitivos, lingüísticos, emocionales y de relación social, permite superar una visión del educando como un sujeto homogéneo y crear la conciencia de que las formas de existir de la infancia y la adolescencia son plurales y socialmente construidas(…). En este sentido se pretende que los estudiantes de Educación Básica reconozcan la pluralidad como una característica del país y del mundo en el que viven, y que la escuela se convierte en un escenario donde la diversidad puede apreciarse y valorarse como un aspecto cotidiano de la vida.35 35 “Apartado 6.4 del Capítulo II” en SEP (2011), Op.cit 36 Perrenoud, Philippe (2004), Op.cit., p.127. La educación inclusiva significa también que el docente desarrolle la tolerancia y respeto hacia las diferencias de todo tipo que puedan existir en el aula; al mismo tiempo habrá de promover la enseñanza de estos valores entre los niños, combatiendo patrones de conducta aprendidos social y culturalmente, vinculados con la discriminación. La cual se ejerce desde la base de prejuicios y estigmas dirigidos hacia grupos determinados, obstaculizando el ejercicio de la igualdad. El docente deberá estar atento a cualquier expresión que denote prejuicio o discriminación hacia otros niños, ya sea por género, lengua, etnia o capacidades, entre otras. Además de identificar las actitudes, es pertinente detenerlas en el momento y expresar su postura de rechazo antes las mismas; procurar además, ocupar un tiempo para su discusión reflexiva. “Cuando un niño rehúsa una tarea con el pretexto de que no es su papel, �que es para las niñas�, no tendrá necesidad de oír nada más para intervenir. Cuando un niño en una lectura dice �evidentemente, es un árabe�, una pausa se impone, puesto que el profesor opina que no hace falta aceptar estereotipos, pero sí los medios para improvisar una explicación y abrir el debate”.36 156 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar La escuela puede ser un espacio donde la discriminación se manifieste, reproduzca y esconda. Aún cuando en el nivel preescolar, su expresión no se traduce en la misma forma como, puede ocurrir entre alumnos mayores de otros niveles, en donde incluso puede manifestarse con rasgos de mayor violencia. De igual forma, tiene que ser combatida. “Es en la escuela donde nadie puede ser tratado como si valiera menos y que es moral y democráticamente inaceptable que el sexo, las características físicas, la condición social o económica, el estado de salud o las creencias religiosas de las personas puedan convertirse en pretextos de exclusión, dominio y limitación de derechos”.37 Trabajo colaborativo Un ambiente democrático implica desarrollar formas de trabajo colaborativo en que se involucren alumnos, profesores y las familias, posibilita la formación de valores, la formación académica y el uso eficiente del tiempo. En cuanto a los valores, se aprende a asumir con responsabilidad la parte de la tarea asignada y a la vez, el compromiso de que el equipo cumpla en conjunto; el respeto a las opiniones de los demás, la tolerancia, el derecho de expresar con libertad las opiniones propias. Académicamente se enriquecen los participantes al compartir puntos de vista entre pares, argumentar, analizar las producciones propias y de los otros, al mismo tiempo que se enriquecen las ideas personales con las de los otros. Por lo que respecta al tiempo, el trabajo colaborativo actúa como un filtro de las ideas del grupo, de manera que en un grupo de 35 alumnos que están organizados en siete equipos, será más fácil analizar siete producciones. El trabajo colaborativo no sólo significa acomodar a los niños en pequeños equipos y que cada cual haga lo propio sin interrelación con el otro. Se sugiere la organización en equipos de tres o cuatro niños; esto es apropiado porque posibilita su interacción, el logro del aprendizaje es mayor al propiciar el compromiso en la tarea. Además la interacción con el docente puede AMBIENTES DE APRENDIZAJE 37 Rodríguez Zepeda, Jesús (2011), Democracia, educación y no discriminación, México; Ediciones cal y arena, p.156. 157 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar ser más cercana en cada equipo. Por otra parte, en ocasiones se puede recurrir al trabajo en parejas en forma colaborativa, si bien brinda una limitada interrelación, los niños asumen mayor compromiso en la tarea, se escuchan, aprenden uno del otro y la intervención docente es aún más personalizada. La colaboración entre maestros ofrece múltiples beneficios para su labor educativa. Se trata de que además de tareas que competen a la escuela, se reúnan para acciones personales como la planificación, hablar de lo que harán y después de cómo les resultó, con el objeto de intercambiar experiencias y propuestas. La interrelación entre el profesor y los alumnos posibilita la colaboración en torno al caso de aquellos que presentan más dificultades, ya sea porque sufren alguna forma de maltrato, presentan alguna discapacidad o alguna otra razón; con la finalidad de asumir como un compromiso conjunto la enseñanza de esos alumnos. Las familias y maestros son corresponsables en la educación de los niños, por tanto, los une un vínculo que implica una cooperación y colaboración a través de diversas alternativas como son las pláticas y reuniones. Para ello, el docente tiene que propiciar la confianza en los padres para que se acerquen a la escuela. “Permita que los padres sepan que están haciendo un buen trabajo en la crianza de sus hijos. Mediante notas, llamadas y cualquier otro medio de comunicación, informe a los padres del buen desempeño de sus hijos, de sus fortalezas, y de sus progresos, y atribuya sus éxitos a la familia”.38 Establecer vínculos entre docentes y familias, no sólo es deseable sino posible, a través de un marco de diálogo y respeto en donde se regulen las relaciones entre ambos; los beneficios para la escuela serán mayores contrario a lo que sucede cuando se les cierran las puertas. “Habrá ocasiones en que usted deseará discutir problemas que los niños están teniendo. Si necesita hacerlo, sea directo. En lugar de etiquetar al niño, como llamarlo ‘indisciplinado’ o ‘poco atento’, dé ejemplos específicos de las conductas del niño que son problemáticas. ‘(…) tiene el hábito de gritar (…) Ayer le gritó a (…) burra’. Luego describa cómo está manejando la situación y juntos ideen estrategias para enseñar (…) otras formas de comunicar a los demás sus necesidades, deseos e ideas”.39 AMBIENTES DE APRENDIZAJE 38 Seefeldt, Carol y Barbara Wasik (2005), Op.cit., p.94. 39 Ibídem, p.95 158 Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora Preescolar Otras experiencias exitosas en centros escolares, son las prácticas de evaluación que incluyen una comunicación estrecha. “ (…) se entrevista a los padres y se les pregunta lo que cada niño lee, escribe y habla en casa, y qué cambios o evoluciones han ido advirtiendo. Muestras del trabajo escolar del niño estimulan la conversación sobre lo que están haciendo y aprendiendo. A medida que las familias reflexionan e informan sobre las conductas de alfabetización del niño, y en respuesta a las preguntas preparadas por el profesor, se hacen más conscientes de cómo se va desarrollando su proceso de alfabetización, así como de su contribución al mismo. Los profesores, por su parte, aprenden más sobre el niño y su contexto cultural”.40 Informar e incluir a las familias en un trabajo colaborativo implica que el docente desarrolle esta premisa como una competencia en su labor, la cual deberá integrarse por tres elementos: fomentar reuniones informativas y de debate; conducir reuniones e implicar a los padres en la construcción de los conocimientos. “No olvidemos que detrás de estas formulaciones muy �razonables� se esconden actitudes y valores, sobre un fondo de relaciones de poder y miedos mutuos. Insistiré pues en las competencias de análisis de la relación y situaciones como mínimo, así como en habilidades en apariencia más prácticas. Ser padre y profesor puede resultar una fuente de descentración saludable”.41 Vincular a la escuela con la familia y comunidad es esencial para desarrollar las acciones de prevención de la violencia; este es un proceso en el que se articulan los esfuerzos de los integrantes de la comunidad educativa para resolver los problemas que impiden un ambiente alejado de la violencia y propicio para lograr los aprendizajes. Es sugerente que sea el director del plantel quien asuma el liderazgo del trabajo conjunto. Para ello, puede recurrir a los diversos mecanismos que le brinda la escuela, y fortalecerlos a través de asignarles tareas y depositar la responsabilidad y confianza en ellos: Consejo Escolar de Participación Social, Asociación de Padres de Familia, entre otras.

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